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“No busco ideas locas, vienen a mí”: Quentin Dupieux en entrevista

Por Eric Ortiz
Quentin Dupieux hizo su declaración de principios con el monólogo inicial de Rubber (2010), su notoria película autoconsciente protagonizada por una llanta que cobra vida y luego usa sus poderes telequinéticos para matar animales y seres humanos. Parafraseando dicho discurso, para Dupieux todos los filmes grandiosos tienen elementos absurdos, dado que la vida misma es así. Su cine es un constante y divertidísimo homenaje al sinsentido.
En la actualidad, con dos películas presentadas el año pasado –las excelentes Incredible But True (Incroyable mais vrai, 2022) y Smoking Causes Coughing (Fumer fait tousser, 2022)–, Dupieux continúa demostrando que es, muy probablemente, el mejor exponente en activo del humor absurdo.
Smoking Causes Coughing arranca siendo su particular versión de las historias protagonizadas por un equipo de superhéroes. Sólo que aquí el concepto de los avengers está ligado al tabaco, la nicotina y el cáncer. En entrevista con Cinema Inferno, Dupieux afirmó que le provocó júbilo “hacer algo anormal, porque los superhéroes normalmente están relacionados con cosas positivas. Me pareció divertido construir un equipo basado en algo realmente malo para la salud como el tabaco. Fue sólo una idea retorcida”.
El “escuadrón tabaco” –Benceno (Gilles Lellouche), Metanol (Vincent Lacoste), Amoníaco (Oulaya Amamra), Mercurio (Jean-Pascal Zadi) y Nicotina (Anaïs Demoustier)– es liderado por Didier, una rata “donjuán” que habla; también tienen el apoyo del robot Norbert 500. Estos héroes suelen despachar kaijus violentamente para salvar el día. Asimismo, uno de sus grandes enemigos es un extraterrestre reptiliano (Benoit Poelvoorde) que quiere destruir la Tierra.

Smoking Causes Coughing evoca a la ciencia ficción de antaño y al tokusatsu: películas y series japonesas con efectos especiales, como Godzilla (Gojira, 1954), Ultraman y Super Sentai. “La única conexión que tengo con estas series japonesas viene de mi infancia: solía ver este tipo de cosas en televisión cuando era niño en los años ochenta. Pero eso es todo, nunca las volví a ver”, reveló Dupieux.
Además de sumar un par de kaijus a su obra caracterizada por los efectos prácticos, Dupieux sigue usando títeres –recordemos que la mascota de su faceta musical, Mr. Oizo, es el carismático títere amarillo Flat Eric–. Su interés por las marionetas también surgió cuando era pequeño: “siempre me han fascinado los títeres de guante, recuerdo que cuando era niño filmé unos cortometrajes estúpidos con un calcetín que tenía, tratando de hacer que el calcetín hablara”, recordó el músico y cineasta.
Coincidentemente, el día de nuestra charla se estrenó unas horas antes el trailer de Power Rangers: Ayer, hoy y siempre (Mighty Morphin Power Rangers: Once & Always, 2023), nueva entrega para Netflix de esa franquicia estadounidense inspirada en Super Sentai. Al preguntarle sobre el proceso para la creación de su kaiju tortuga principal, Dupieux hizo una mordaz comparación:
“Acabo de ver el trailer de una nueva película de los Power Rangers. Estas personas tuvieron probablemente 50 veces el presupuesto que yo tuve, pero aún así sus disfraces apestan, son terribles y estúpidos. Mis películas son muy pequeñas en términos de presupuesto, pero para Smoking Causes Coughing invertimos mucho trabajo y dinero en los efectos especiales y en los disfraces, para que el espectador disfrute la película y para que los disfraces se vieran geniales y no sólo graciosos. No hay CGI, diseñamos las criaturas, luego se construyeron estos enormes disfraces. Lo mismo para los robots, los robots que ves fueron controlados remotamente, para que realmente se movieran y vivieran. Es una comedia pero, al mismo tiempo, el aspecto visual fue muy importante para mí”.

A estas alturas sería ilógico e ingenuo esperar que una película de Dupieux tenga un desarrollo previsible. Smoking Causes Coughing se enfoca en un receso obligatorio para los protagonistas, quienes necesitan recuperar la cohesión y el trabajo en equipo. No sólo eso: una vez que llegan al lugar para su retiro –donde hay un lago–, el filme termina concentrándose en historias de miedo que uno de los héroes y otros inesperados narradores comparten con los demás.
El resultado es una suerte de antología de esos relatos de terror idóneos para “contar alrededor de una fogata”. Al respecto, Dupieux comentó que su idea “era crear una nueva estructura, algo que fuera a lugares diferentes, por eso exploré la narración. Si bien crear una nueva estructura narrativa fue la idea principal al comienzo de la escritura, esto se convirtió en el tema: se convirtió en una historia sobre personas que cuentan historias”.
En estos pasajes de la película, hay algunas conversaciones entre los personajes que me llevaron a cuestionar a Dupieux sobre dos temas pertinentes para el mundo del cine. Por un lado, el debate sobre la manera de consumir cine en la actualidad, ya sea en la sala de cine o en la “comodidad” de nuestras casas. Dupieux aseguró: “soy como todos, amo ir al cine pero me enoja cuando el público hace ruido, me enoja cuando alguien usa su teléfono, me enoja cuando alguien a mi lado está comiendo. Pero siempre voy, sigo yendo porque estoy haciendo algo. En casa no se siente como si estuvieras haciendo algo, sólo estás matando dos horas, lo cual está bien, también lo hago todo el tiempo y lo disfruto, pero siento como si no hiciera nada. Cuando sales al cine, quizá vas a conocer a alguien, quizá vas a tomarte un trago, quizá te vas a ir porque la película apesta, lo que sea, pero estás haciendo algo y no estás en ropa interior en casa. Como dije, también disfruto eso, pero pienso que necesitamos salir, tenemos que hacer cosas”.
La otra cuestión estaba relacionada con el ascenso de una excesiva corrección política, objeto de burla en la película. Para Dupieux, en Francia van “un poco atrasados pero ahí viene, supongo que dentro de unos años estaremos exactamente donde estás tú ahora, donde básicamente tienes que ser cuidadoso con algunos temas, lo cual realmente no entiendo. Es como esa pregunta estúpida: ¿está bien reírse de cualquier tema? Para mí, en realidad depende de quién está haciendo el chiste, depende de cómo se hace el chiste: ¿es inteligente o tonto? ¿Es agresivo o sólo es por mera diversión? Es un tema complicado, entonces no tengo una posición. Sólo sé que burlarse del ser humano y de todos estos locos conceptos que desarrollamos, es en verdad divertido. Para mí no es político, sólo me estoy burlando de los seres humanos”.

Las “historias dentro de la historia” representan el cine de Dupieux en estado puro: absurdidad, diversión y gore. En una aparece un casco que provoca que la mente de una mujer (Doria Tillier) trascienda las limitaciones del cuerpo humano, antes de un desenlace con violencia explícita. Otra historia nos lleva a observar el horror real de la contaminación del agua, desde la perspectiva de un pez. Otro de los relatos, de hecho, es contado por ¡una barracuda mientras está siendo cocinada! Sigue siendo imposible no reírse con las inagotables ocurrencias del también creador de personajes como ese tipo obsesionado con las prendas de piel de ciervo (Deerskin: Matador Style, 2019), los amigos que pretenden entrenar a una mosca gigante (Mandíbulas, 2020) y el empleador que presume un pene electrónico (Incredible But True).
Uno de los puntos más altos de Smoking Causes Coughing es, sin duda, lo que narra la barracuda. Esto recuerda al Caballero Negro desmembrado de Monty Python y el Santo Grial (Monty Python and the Holy Grail, 1975): “me encantan los Monty Python, son obviamente parte de mi cultura, entonces es bastante normal si pensaste en los Monty Python. Pero también amo a los hermanos Zucker y a Luis Buñuel”. La historia involucra a un joven (Anthony Sonigo) quien en todo momento mantiene una actitud positiva, sin importar que está atrapado en una máquina trituradora. A pesar de los intentos por salvarlo de su tía (Blanche Gardin), su situación va de mal en peor. Y el sinsentido sigue y sigue… aunque no les arruinaré las sorpresas.
¿Cómo se le ocurren este tipo de ideas locas y graciosas a Dupieux? “¡No lo sé!”, asegura el cineasta, “simplemente están ahí cuando escribo, probablemente porque confío en mi subconsciente y trato de no pensar demasiado. Usualmente yo no busco ideas locas, vienen a mí. Lo que significa que encuentro este tipo de ideas cuando en realidad no estoy pensando, si eso tiene sentido”.
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‘La civil’: Una madre en medio del horror de la guerra contra el narco

Por Eric Ortiz
En La civil (2021), la actriz mexicana Arcelia Ramírez interpreta a Cielo, una madre que vive una pesadilla, lamentablemente, común en el México violento de los cárteles. Cielo es interceptada al inicio de la película por dos jóvenes criminales –uno de ellos interpretado por Juan Daniel García, de Ya no estoy aquí (2019)–, quienes le advierten que si no les da $150 mil pesos y la camioneta de su expareja (Álvaro Guerrero), nunca volverá a ver a su hija Laura (Denisse Azpilcueta).
La directora Teodora Ana Mihai tomó inspiración en la historia real de Miriam Rodríguez, cuya hija fue secuestrada en 2014 en San Fernando, Tamaulipas. La familia Rodríguez pagó el rescate más de una vez, infructuosamente. Afrontando que probablemente su hija había sido asesinada, Miriam Rodríguez asumió el rol que le correspondía a las autoridades e inició una investigación tenaz para identificar a los responsables.
Mihai es de origen rumano y actualmente radica en Bélgica. Su conexión con México comenzó cuando estudió un par de años de preparatoria en San Francisco, California, donde hizo amigos de origen mexicano. En entrevista con Cinema Inferno, Mihai mencionó que años después, cuando trabajaba en su primer largometraje documental Waiting for August (2014), viajó al norte de México, cerca de la frontera con Texas, para visitar a sus amigos:
“Me di cuenta cuánto había cambiado la situación del país. Por supuesto que los feminicidios no son un fenómeno reciente, pero la situación no estaba tan extendida por todo México. Me aconsejaron no salir después de las 7 p.m., por mi seguridad. Fue como una cachetada en la cara. Dado que estaba trabajando en un proyecto sobre Rumania y niños que viven en circunstancias muy difíciles, empecé a preguntarme: ¿cómo es crecer en el norte mexicano? Entonces me prometí regresar después de terminar Waiting for August y hacer mi investigación. No importa si es documental o ficción, me gusta hacer periodismo de investigación porque quiero tratar de entender lo más posible y recopilar testimonios”.

La idea inicial de Mihai de enfocarse en niños y adolescentes mexicanos cambió cuando conoció personalmente a Miriam Rodríguez. Así lo recordó: “empecé a documentar su vida pero pronto me di cuenta que tenía que reconsiderar el proyecto porque el documental era problemático. Si bien el crew era pequeño, necesitábamos guardaespaldas, quienes luego pidieron asistencia de las fuerzas armadas, entonces básicamente viajábamos y funcionábamos en convoy. No podía capturar lo que estaba pasando y lo que había escuchado de testimonios. Fue frustrante creativamente, además estábamos tomando grandes riesgos. Entonces decidí usar toda esa valiosa información y desarrollar una historia ficticia, que definitivamente no fuera una película biográfica pero sí inspirada fuertemente en la realidad que había observado”.
Al buscar a la actriz para el rol protagónico de Cielo, Mihai escuchó recomendaciones de gente de la industria. Esto la llevó a pensar en Arcelia Ramírez, a quien ubicaba por una película mexicana que vio cuando era adolescente: Como agua para chocolate (1992), de Alfonso Arau.
“Ella en realidad tiene un pequeño papel en Como agua para chocolate, pero me dejó huella. Sabía que Cielo era un rol muy duro, no sólo por lo delicado del tema, que es una de las heridas más grandes de México, sino también porque Cielo literalmente carga con el peso del guión al estar en cada una de las escenas. Necesitaba a una actriz extremadamente talentosa y dispuesta a darlo todo. Cuando le envié el guión a Arcelia, no esperaba una pronta respuesta porque sé que es una mujer ocupada, pero respondió en menos de dos días. Su respuesta fue tan convincente y conmovedora que prácticamente sabía que tenía a mi Cielo”, afirmó Mihai.
La civil refleja varios aspectos del complejo problema conocido como “la guerra contra el narco”. Una vez que queda claro que los criminales no pretenden dejar en libertad a su hija, Cielo tiene que lidiar con autoridades inoperantes. Pronto, la protagonista empieza a indagar por cuenta propia e, incluso, vigila y sigue a diversos delincuentes. Se observa cómo prácticamente su comunidad entera está bajo el yugo de un crimen organizado impune. Mónica del Carmen, por ejemplo, aparece brevemente como una comerciante y madre de un adolescente desaparecido, quien además es obligada a pagar derecho de piso. Que ella se muestre reticente a hablar de estos temas con Cielo es, ciertamente, entendible.

“Esa fue mi experiencia en la vida real. La gente vive con negación, como si no pasara nada. Es un instinto de supervivencia, porque tienes que encontrar fuerza para despertar todos los días, ir a trabajar y ser funcional”, comentó Mihai y agregó que “cuando les preguntaba sobre esta guerra, muchas personas decían: ¿de qué guerra estás hablando? Es muy peligroso empezar a creer que la guerra es la normalidad y aceptar vivir con ella. La gente es inteligente, sólo es su mecanismo de supervivencia. El miedo te paraliza y perpetúa la situación”.
La civil pone en evidencia una realidad: del lado de los victimarios suele haber gente sumamente joven; de hecho, una de las razones por las que la directora Mihai decidió mostrar parte del horror de manera explícita –como esa primera secuencia en la funeraria local que ha sido convertida en morgue– se conecta con esto: “fueron preguntas cruciales, ¿cómo retrato la violencia? ¿Qué tanta violencia gráfica necesito mostrar? Si te das cuenta, la violencia es mostrada en momentos muy específicos, mucha violencia es omitida o la ves después de los hechos. Pero para mí era necesario mostrar que esto ocurre porque de lo contrario, quizá para una audiencia internacional, sería poco convincente que los jóvenes gángsters que aterrorizan a Cielo y su esposo, son de verdad muy peligrosos aunque no lo parezcan. Así puedes entender la psicología de nuestra protagonista Cielo”.
También queda claro que entre los victimarios, hay mujeres. En palabras de Mihai, “las mujeres en el filme son parte de ambas realidades, son víctimas pero no sólo eso. Nunca quise hacer de esto un tema de género o una declaración sobre géneros porque realmente va más allá”.
Otro personaje importante de La civil es el teniente Lamarque (Jorge A. Jiménez), líder de un grupo de militares recién llegados al poblado. Lamarque decide, eventualmente, asistir de manera extraoficial a Cielo, quien está en grave peligro por sus indagatorias. Estos militares no titubean a la hora de hacer brutales interrogaciones o de disparar para matar, pero llama la atención que Lamarque mantiene su palabra y nunca representa otra amenaza directa para la madre protagonista.

Sobre esto, Mihai dijo que en Rumania también tienen “una relación muy difícil con la autoridad, se desconfía bastante debido al régimen comunista y la cantidad de informantes que había, en ocasiones familiares y amigos se denunciaban unos a otros. Ese aspecto me fue muy familiar, realmente lo pude entender. Lamarque está inspirado, aunque no de manera literal, en un personaje de la vida real. En uno de los testimonios escuché sobre la gente que trabaja para las autoridades pero en su experiencia, atrapar a estos tipos y mandarlos a prisión resulta en que muchos de ellos regresan a las calles en un par de meses debido al sistema judicial disfuncional. Como Cielo, Lamarque ha decidido hacer justicia por mano propia. No quería hacer ninguna afirmación concretamente sobre los militares, sino sobre un individuo que es militar y que ha decidido que esto trae más justicia que lo que debería estar haciendo por ley”.
Pese a indicios de catarsis y justicia, en La civil la pesadilla no tiene fin. Cielo vive en carne propia el horror que perdura en un México convertido en una fosa común. “Escucho muchas críticas, dicen que el cine mexicano siempre es sobre la violencia, pero ¿qué esperan si es tan visible en el día a día?”, se preguntó Mihai y concluyó:
“No debería ser sorpresa que algunos cineastas y artistas aún encuentren muy relevante hablar de lo que ven todos los días. Es casi una obligación hacerlo, hasta que deje de ser relevante. El problema es inmenso pero las artes pueden despertar conciencia. Es muy importante exponer a los niños y jóvenes a las artes porque así aprenden a ver a los demás con empatía. Las artes humanizan”.
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‘Prisionero 99’: Violencia explícita y gozosa

Por Eric Ortiz
Prisionero 99 (Brawl in Cell Block 99, 2017), la segunda película del director S. Craig Zahler (Desierto de huesos, 2015), lo consolidó como una de las nuevas voces a seguir en el panorama del cine de género. La película no es para todo público, no sólo por su violencia explícita, sino porque en un punto su trama se apega a las reglas de un videojuego –con el protagonista superando diversos “niveles”– y se siente cercana al cine de explotación de antaño.
Vince Vaughn, dando una actuación brutal que lo lleva a otro nivel, es Bradley Thomas, un hombre maduro que en un mismo día pierde su trabajo honesto y descubre que su esposa Lauren (Jennifer Carpenter) lo engaña. Luego de descargar toda su ira destruyendo a puño limpio el carro de su mujer, Bradley está listo para salvar su matrimonio, intentar procrear otra vez tras una experiencia traumática, y conseguir un mejor trabajo. Tiempo después, todo marcha acorde a este plan. No obstante, Bradley ha tenido mejores ingresos traficando drogas, lo que naturalmente terminará por arruinarlo todo.
Zahler, inicialmente novelista y guionista, tiene la paciencia y el pulso necesario para desarrollar poco a poco el trasfondo humano de Prisionero 99. Zahler no tiene miedo de crear el escenario más trágico posible para sus protagonistas: Bradley termina sentenciado a siete años en prisión tras una transacción de drogas que se salió de control, dejando sola a su esposa embarazada. La relación entre Bradley y Lauren no deja de ser la clave en medio del infierno que se desata dentro y fuera de prisión.

El filme entiende a la perfección que la violencia sin sentido no tiene el mismo efecto. Al mismo tiempo, construye una trama propia de una propuesta que no teme alejarse de la realidad para aterrizar en un glorioso, divertido y violento universo cinematográfico. La breve aparición del legendario Udo Kier –como el mensajero del antiguo socio criminal del protagonista– marca el inicio de una misión extrema para Bradley: si quiere que su esposa y su bebé no nacido se mantengan a salvo, tendrá que trasladarse a una prisión de máxima seguridad (dirigida por el personaje de Don Johnson) y matar a uno de los peligrosos prisioneros del llamado bloque 99. Obviamente para llegar a dicho penal no hay otro camino más que el de la violencia.
Entonces Prisionero 99 comienza a hacerle justicia a su tajante título original. No se trata de un filme de acción aparatoso, sino que cada riña tiene un timing muy particular: Zahler deja fluir los encuentros entre Bradley y los guardias o los otros presos, sin una edición acelerada. Si Otro día para matar (John Wick, 2014) es particularmente memorable dentro del cine violento por sus headshots, Prisionero 99 lo es por todas sus secuencias de dolor puro en las cuales los huesos se rompen y los cráneos son destrozados sin piedad. Si a todo esto le añadimos un humor inesperado, y efectos prácticos dignos de Riki-Oh: The Story of Ricky (Lik wong, 1991) –el aspecto es totalmente deliberado–, tenemos una experiencia fílmica verdaderamente gozosa.
Una versión diferente de este texto fue publicada originalmente en el sitio de Mórbido Fest (en octubre de 2017).
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Los Cabos 2022: ‘Holy Spider’, una valiente periodista contra un asesino en serie

Por Eric Ortiz
El director Ali Abbasi –de origen iraní aunque radica en Dinamarca– volvió a figurar en la programación del Festival Internacional de Cine de Los Cabos cuatro años después de la presentación de Criaturas fronterizas (Gräns, 2018), con un nuevo trabajo, Holy Spider (2022), muy diferente a ese exponente del folclore escandinavo.
En esta ocasión, Abbasi tomó inspiración del caso real de un asesino en serie que le quitó la vida a más de una decena de mujeres entre 2000 y 2001 en la ciudad iraní de Mashhad. Considerando que las historias de asesinos seriales representan un subgénero del cine, la literatura y la televisión de crimen, es inevitable encontrar en Holy Spider ciertos paralelismos con otros casos. Por ejemplo, ahí están los ecos del “asesino del Zodiaco” cuando el “asesino de arañas” (Mehdi Bajestani) se comunica con un periodista local (Arash Ashtiani) y, en general, tiene una fijación con lo que se dice de él en la prensa. Que sus víctimas sean prostitutas recuerda que, no hace mucho, Fatih Akin filmó The Golden Glove (Der goldene Handschuh, 2019) –basada en un asesino real que frecuentaba la zona roja de Hamburgo–, o que Netflix estrenó una miniserie documental sobre el “destripador de Yorkshire”.
Holy Spider tiene sus propias particularidades: sigue a dos personajes. Por un lado tenemos al mencionado “asesino de arañas”, un hombre creyente, veterano de guerra y padre de familia, quien cansado de ser un mero constructor busca “trascendencia” de la forma más horrorosa y demencial: quiere “limpiar” su ciudad sagrada de las mujeres “inmorales”. En la contraparte, Zar Amir Ebrahimi (ganadora a Mejor actriz en el Festival de Cine de Cannes) interpreta a una periodista que viaja a Mashhad para investigar lo que está ocurriendo. Su acercamiento empático al caso dista por completo del pobre accionar de las autoridades locales.

La violencia contra las mujeres no sólo es exhibida en las secuencias de los asesinatos –cabe aclarar que Abbasi subraya el lado humano: entre las trabajadoras sexuales hay una madre que consume drogas para sobrellevar la noche y una joven embarazada–. Asimismo, se demuestra lo que tienen que enfrentar las mujeres por medio de la protagonista: su trasfondo involucra acoso laboral y, una vez en Mashhad, le niegan rentar un cuarto de hotel porque no está casada o lidia con la hostilidad de un policía.
Holy Spider lleva esa clásica y enfermiza fascinación hacia los asesinos seriales a un terreno interesante, reflejo del fundamentalismo religioso y de una sociedad podrida que le ha dado la espalda en especial a las mujeres marginadas y vulnerables; donde siempre es posible, por más increíble que parezca, la impunidad. Holy Spider enfatiza el legado de la violencia y sus consecuencias, porque los temas abordados siguen siendo pertinentes en la actualidad del mundo.
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Los Cabos 2022: ‘The Whale’ y ‘As bestas’, un gran arranque del festival

Por Eric Ortiz
The Whale (2022)
The Whale, de Darren Aronofsky, arrancó la décima primera edición del Festival Internacional de Cine de Los Cabos. Desde su premiere mundial en el pasado festival de Venecia, ha sido particularmente notoria y controversial por el rol protagónico de Brendan Fraser: Charlie, un hombre con obesidad mórbida.
La caracterización de Fraser es, sin duda, memorable. Charlie no se puede mover sin andadera, enseña escritura en línea pero mantiene apagada la cámara web para esconder su aspecto de la clase, y no para de comer pollo frito o pizza.
The Whale no sólo es esto pues toca muchos otros temas partiendo de una aproximación teatral: está basada en una obra de Samuel D. Hunter –también guionista de esta adaptación– y se desarrolla enteramente en una locación (el departamento del protagonista), con un puñado de personajes que entran y salen de cuadro. No se necesita más para la construcción de un retrato duro, lleno de emotividad.
Desde el inicio está claro que Charlie está al borde de la muerte y que no considera ir a un hospital. The Whale funciona como una revisión de la vida de su protagonista. Ahí está su verdadero núcleo, el pasado –tan amoroso, como doloroso y trágico– se va revelando en el transcurso de una semana y descubrimos que llevó a Charlie a su situación: dejó a su mujer (Samantha Morton) e hija (Sadie Sink) y, eventualmente, sufrió la muerte de su novio, Alan.

Aronofsky y Hunter ahondan en conceptos religiosos como la salvación, además de otros como la homofobia. Asimismo, revelan la búsqueda de paz del protagonista, la cual depende primordialmente del reencuentro con su hija: una adolescente problemática a la que no ha visto desde que era niña, pero a pesar de eso representa su mayor preocupación.
The Whale encuentra humanidad y honestidad en cada uno de sus afligidos personajes –también están la hermana de Alan, quien asumió el rol de cuidadora de Charlie (Hong Chau), un joven misionero (Ty Simpkins) y hasta un repartidor de pizza casi anónimo (Sathya Sridharan)–. La película evoca al Aronofsky de El luchador (The Wrestler, 2008) y es uno de sus trabajos más empáticos.
As bestas (2022)
La producción española-francesa As bestas, dirigida por Rodrigo Sorogoyen, se desarrolla en una aldea gallega, aunque sus personajes centrales son una pareja de granjeros de origen francés, quienes llevan un par de años viviendo allí –Olga y Antoine, interpretados respectivamente por Marina Foïs y Denis Ménochet (el granjero que ocultaba de los nazis a Shosanna y su familia en Bastardos sin gloria)–.
En una época donde el cine refleja constantemente la evidente xenofobia que existe en el mundo, As bestas presenta la clásica hostilidad entre vecinos. En este caso son dos hermanos gallegos (Luis Zahera y Diego Anido) los que comienzan a hostigar principalmente a Antoine, quien en respuesta empieza a grabarlos para tener pruebas, sin embargo éstas no tienen mucho éxito con las autoridades.

As bestas sobresale por sus logradas secuencias de tensión mundana in crescendo y por el complejo trasfondo del conflicto. Una compañía de energía eólica busca comprar los terrenos de la aldea. El inmigrante Antoine, de una clase más acomodada que los locales, está en contra. Románticamente considera el lugar su hogar, incluso ha hecho trabajo sin remuneración para restaurar casas con la intención de atraer a más gente. Además, piensa que la propuesta económica no es justa. Los hermanos, por el contrario, son parte de la mayoría de aldeanos que ven la venta como su primera –y probablemente única– oportunidad para poder aspirar a algo más de lo que han conocido toda su vida.
As bestas dura casi dos horas y media, sin dejar de ser interesante o perder tensión. En un momento, Foïs pasa al centro de las acciones como una mujer con una valentía y resiliencia admirable; su hija (Marie Colomb) y la madre anciana de los hermanos gallegos (Luisa Merelas) también resaltan la perspectiva femenina tras el punto culminante de la “bestialidad” masculina. As bestas es una potente muestra de las consecuencias de la violencia.
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‘Hatching’: Una película de monstruos sobre una adolescente y el yugo de su madre

Por Eric Ortiz
Hatching (Pahanhautoja, 2022), ópera prima de la directora finlandesa Hanna Bergholm, es una película de terror que destaca por sus elementos de creature feature y coming-of-age. La protagonista Tinja (Siiri Solalinna) es una adolescente que vive con su madre (Sophia Heikkilä), su padre (Jani Volanen) y su hermano (Oiva Ollila). Todos participan en los videoblogs grabados por la mamá, en los que comparten su perfecta vida en los suburbios. Una secuencia al inicio, cuando un pájaro negro irrumpe en la casa de la familia causando estragos –es atrapado y la madre le rompe el cuello sin piedad–, muestra un indicio del lado oscuro que subyace en una familia aparentemente ideal.
Tinja practica gimnasia pero su madre, una ex patinadora sumamente estricta y desconsiderada, le pide que priorice los entrenamientos por encima de todo, incluyendo socializar con otras adolescentes. La mamá, de hecho, tiene un amorío con otro hombre (Reino Nordin) y gradualmente involucra más a Tinja en esta nueva vida, en su mente materna nada de esto tendría que afectar en lo más mínimo el desempeño de su hija rumbo a una competencia.
Hatching desarrolla su elemento fantástico una vez que Tinja encuentra al pájaro moribundo y, tras rematarlo compasivamente, descubre un huevo que decide cuidar. La criatura hecha notablemente con efectos prácticos, es al mismo tiempo grotesca, peligrosa y vulnerable. Es esencialmente la bebé de Tinja, con quien tiene una conexión muy especial que evolucionará hasta convertirse en un doppelgänger cuyas acciones violentas suelen ser consecuencia del yugo materno al que está sometida la protagonista.
Luego de estrenarse en la sección Midnight del Festival de Sundance, Hatching arribó a cines de Estados Unidos el pasado 29 de abril y a partir del 17 de mayo estará disponible en VOD. Con motivo de este lanzamiento, a continuación una charla con su directora.

Eric Ortiz (EO): ¿Qué te inspiró a realizar una película de terror con una criatura?
Hanna Bergholm (HB): Todo empezó con nuestro guionista (Ilja Rautsi), tuvo la idea de una niña que incuba un doppelgänger a partir de un huevo de pájaro. Los pájaros son animales frágiles, vuelan libremente e incuban sus huevos y bebés, entonces encajaban muy bien para nuestra historia. De hecho, en la vieja mitología finlandesa Kalevala todo el mundo es creado de un huevo de pájaro; no pensamos en esto demasiado cuando estábamos escribiendo el guión pero es un buen detalle.
Durante el desarrollo del proyecto, algunos filmes que vi y realmente me encantaron fueron Voraz (Grave, 2016) y un par de David Cronenberg: Los engendros del diablo (The Brood, 1979) y La mosca (The Fly, 1986), realmente admiré sus efectos prácticos y quería tener esa misma crudeza para nuestra criatura. El filme sueco Déjame entrar (Låt den rätte komma in, 2008) tiene tanto elementos dramáticos como de terror. También hablamos sobre nuestro filme como una versión retorcida para adultos de E.T. El extraterrestre (E.T. The Extra-Terrestrial, 1982). Estos fueron los filmes que se me vinieron a la mente cuando planeaba Hatching, aunque no fueron referencias directas porque suelo tratar de evitar pensar en otros filmes cuando planeo la historia y el estilo de una película.
EO: ¿Por qué decidiste usar efectos prácticos?
HB: Realmente quería que nuestra criatura tuviera una presencia física real, no quería que sólo fuera un personaje digital, quería tener una sensación de realmente poder tocar a esta criatura. Diseñamos su aspecto en Finlandia con un par de artistas conceptuales maravillosos. También sabía que quería una marioneta animatrónica, entonces busqué en Google: ¿quién es el mejor diseñador de animatrónicos en el mundo? Google me dijo que Gustav Hoegen, quien diseñó los animatrónicos principales en películas de Star Wars, Jurassic World: El reino caído (Jurassic World: Fallen Kingdom, 2018) y Prometeo (Prometheus, 2012), entonces lo contacté y él se emocionó, se sumó al filme y reunió a un equipo maravilloso para crear a la criatura.
EO: Cuando la criatura aún es bebé, puede actuar de manera brutal para defender a la joven. Es terror –incluso grotesco– y al mismo tiempo la conexión entre ellos es emotiva.
HB: Desde que planeamos el guión era muy importante para nosotros que el monstruo no fuera un personaje maligno. El monstruo representa las emociones escondidas de la chica, también su tristeza, su necesidad de amor, y esos también son sentimientos significativos, por lo que es importante que esta criatura no sólo sea un depredador malvado.
Al diseñar a la criatura, la describí como un adolescente apestoso que está furioso con sus padres, aún así quiere ser amado. Es totalmente deforme y desagradable, es el opuesto total a esta chica gimnasta perfecta. Quería que tuviera ojos muy grandes para que tuviera una mirada muy inocente y sus instintos abiertos.

EO: Con la evolución de la criatura, la película habla de la dualidad, de cómo los humanos no somos perfectos.
HB: Era importante decir que si tratas de controlar todo y tratas de mantener todo perfecto, lo que sea que eso signifique, nunca lo lograrás porque esto significa tener que esconder algunos elementos de tu personalidad, algunas de tus emociones, y al final del día eso es imposible. Realmente tienes que afrontar todos tus defectos para poder ser amado completamente tal y como eres, tienes que dejar que la gente te vea como eres con todas tus imperfecciones y cicatrices.
EO: ¿Qué piensas de esas vidas ficticias que se crean en redes sociales?
HB: En nuestra historia la madre trata de aparentar felicidad y, tal vez, trata de encontrar su felicidad pretendiendo tener una vida maravillosa y perfecta. De una u otra forma muchas personas lo hacen hoy día por medio de las redes sociales, pienso que es algo humano: si nos tomamos una foto, queremos quitar la ropa sucia que está detrás. Se ha convertido en una manera de pertenecer a un grupo, todos dicen el mismo mensaje en redes sociales de “mi vida es maravillosa, todo está muy bien con mi familia”. Quería tener esto en nuestro filme porque también es una manera extraña de comunicarse, aunque es bastante humano, muchos lo hacemos.
EO: ¿Cómo surgió la relación entre la madre e hija y el énfasis al mundo de la gimnasia?
HB: Ilja Rautsi, nuestro guionista, quería que la chica tuviera un pasatiempo competitivo, en el que fuera importante la perfección física. Ilja fue gimnasta cuando era niño, aunque a él le gustaba el deporte. Entonces queríamos retratar que este deporte no es dañino: la entrenadora es bastante agradable y las otras chicas parecen divertirse. Para Tinja todo se trata sobre su madre, quien realmente está tratando de cumplir sus propios sueños por medio de ella, a quien quiere empujar hacia lo mejor pero nada de lo que la joven hace es suficiente. A Tinja no le apasiona practicar este deporte.
Realmente quería explorar esta relación retorcida entre madre e hija, en donde la madre trata a su hija como si le perteneciera y está ahí para cumplir sus sueños. Pienso que eso es realmente horroroso, ahí es donde yace el mayor terror de la película.
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‘Beyond the Infinite Two Minutes’: Una inventiva comedia sci-fi sobre vivir el presente

Por Eric Ortiz
En plena época de pandemia, con recursos limitados y usando un iPhone para grabar, el japonés Junta Yamaguchi y su equipo realizaron una de las películas más ingeniosas de años recientes: Beyond the Infinite Two Minutes (Droste no hate de bokura, 2020).
La comedia sci-fi prueba que con un guión inteligente –en este caso escrito por Makoto Ueda– y la dedicación para planear y ejecutar con precisión su producción, se puede lidiar con elementos clásicos de la ciencia ficción sin un gran presupuesto.
Desarrollada enteramente en una locación –varios pisos de un mismo edificio– y un plano secuencia, Beyond the Infinite Two Minutes hace que su protagonista (Kazunari Tosa) pueda comunicarse consigo mismo en un futuro muy cercano… sólo dos minutos después, gracias al monitor de su computadora, a su vez conectado con el televisor del café que atiende. Vemos al personaje principal bajar de su departamento a la cafetería y comunicarse con su yo del pasado, cambiando la perspectiva de la escena anterior.
Conforme se van sumando sus conocidos y se desarrolla mejor la situación sci-fi, surgen algunos conflictos: temen romper el bucle y crear una paradoja temporal, por ende el futuro pasa a “controlarlos”; su ambición crece hasta que crean el “efecto Droste”, bajan el monitor para poder ver más allá de un par de minutos hacia el futuro, una situación de obvio peligro.

Beyond the Infinite Two Minutes ha sido comparada acertadamente con otra propuesta japonesa reciente: Zombis, cámara, ¡acción! (Kamera o tomeru na!, 2017), también una película de género fresca, ingeniosa y divertida. Ambas parten de un escenario en apariencia confuso, aunque al final cada detalle cobra sentido y el resultado es muy satisfactorio.
La película de Yamaguchi señala la importancia de vivir en el presente, un tema particularmente resonante en esta época pandémica: ante la incertidumbre, no queda más que apreciar cada momento al máximo.
Después de su paso por festivales internacionales como Fantasia y Los Cabos, Beyond the Infinite Two Minutes llegó al VOD en Estados Unidos. Por este motivo charlé con Yamaguchi, quien además de ser el director fungió como cinefotógrafo y editor.
Eric Ortiz (EO): Sé que vienen del teatro, ¿cómo se dio la transición al cine?
Junta Yamaguchi (JY): Soy miembro de una compañía de teatro (Europe Kikaku), soy el director de video. Llevo en esto unos 17 años y la compañía ha existido por más de 20 años, entonces tenemos una historia bastante larga. La gente de la compañía realmente quería hacer una película y yo, como director, me sentí preparado para entrar a este nuevo campo.
El concepto de los dos monitores que muestran tiempos diferentes, y ponerlos el uno frente al otro para tener este “efecto Droste”, ya había sido concebido por el escritor del filme: Makoto Ueda. Él había creado este concepto hace unos 10 años. Entonces se combinó todo y pensamos que era el momento de hacer un largometraje.

EO: La ciencia ficción es un género complejo, ¿qué los motivó a abordarlo?
JY: La ciencia ficción, de hecho, es uno de nuestros géneros más fuertes. Nuestras presentaciones tienen que ver en su mayoría con la ciencia ficción, entonces tenemos experiencia con cuestiones como las paradojas, los viajes en el tiempo o el multiverso. Esto combinado con la comedia, la comedia sci-fi es nuestro género favorito.
En 1998 tuvimos nuestra primera presentación y era una historia sobre dos hombres que son abducidos por alienígenas, desde el comienzo ya estábamos haciendo ciencia ficción. Es natural que nuestra primera película sea de ciencia ficción, es lo que hacemos mejor.
EO: Las tramas sobre bucles y paradojas temporales se pueden volver complejas y confusas, ¿cómo consiguieron que fuera concisa y disfrutable?
JY: El reto más grande fue que tenía que ser una sola toma. Le pusimos particular atención a la gestión del tiempo. La diferencia de dos minutos tenía que ser precisa, no podíamos pasarnos ni un segundo. Todo, los movimientos de cámara y de los actores, tenía que ser muy preciso. Fue bastante demandante construir la coreografía y que todo fuera conciso.
EO: Cuéntanos más sobre la decisión de hacer un plano secuencia de poco más de una hora.
JY: El tema del filme es el tiempo entonces hicimos una sola toma para que la audiencia realmente pueda experimentar estar en ese mismo momento a medida que avanza la película.

También fue porque el número de días que teníamos para filmar era muy limitado. Si hubiéramos hecho una toma, luego otra toma, checando la luz, el sonido y las actuaciones, hubiera sido un desastre. Como director tenía que revisar tantas cosas que mi cabeza explotó, le causé muchos problemas a todo el equipo. Fue difícil y estresante.
EO: ¿Es Beyond the Infinite Two Minutes una declaración de principios? ¿No se necesita presupuesto hollywoodense para hacer ciencia ficción?
JY: No sé si teníamos la intención de mandar un mensaje o de hacer una declaración de principios. De hecho, si tengo la oportunidad de trabajar con un presupuesto mayor, me encantaría hacerlo. Filmes de gran presupuesto filmados en una sola toma, como 1917 (2019) y Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) (Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance), 2014), son muy hermosos.
Nos enfocamos en hacer un filme que cualquier persona, sin importar de dónde sea, pueda disfrutar. El tiempo es igual para todos, el tiempo trasciende fronteras, es algo compartido, entonces le podemos hablar directamente al mundo. También nos concentramos en hacer algo único, que nadie ha visto antes.
Básicamente tratamos de hacer lo mejor con los recursos que teníamos. Creímos en nosotros mismos, que iba a ser un filme interesante y divertido para todos.
EO: La buena ciencia ficción te deja pensando. Siento que aquí el mensaje es vivir en el presente, pertinente en tiempos de COVID-19.
JY: Le diste al clavo, es realmente importante que valoremos el presente porque si miramos demasiado lejos en el futuro, éste puede definir lo que hacemos en el presente tratando de cumplir con cualquier destino que el futuro nos indique. En la segunda parte del filme el mensaje es: nuestras acciones en el presente influyen en el futuro.
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‘Django y Django’: Ensayo documental sobre los westerns de Sergio Corbucci

Por Eric Ortiz
Quienes siguen al gran Quentin Tarantino seguramente conocen la historia sobre la génesis de su western Django sin cadenas (Django Unchained, 2012): trabajar en un potencial libro de “crítica de cine subtextual” dedicado al director Sergio Corbucci –responsable de la original Django (1966)– lo llevó a considerar su violento y desolador Viejo Oeste como una representación del fascismo. Entonces, se preguntó Tarantino, ¿cuál es el equivalente americano de esta brutalidad? La respuesta está en que Django sin cadenas se desarrolla en el sur de Estados Unidos antes de la Guerra Civil y la abolición de la esclavitud.
En el documental Django y Django (Django & Django, 2021) –dirigido por Luca Rea y disponible en Netflix– reaparece Tarantino y su tesis sobre la relación del Viejo Oeste de Corbucci con el fascismo. Tarantino no se jacta de saber lo que Corbucci pensaba exactamente, aunque un clip muestra al italiano afirmando que su western nevado El gran silencio (Il grande silenzio, 1968) “combate contra el fascismo”.
Corbucci creció en la Italia de Benito Mussolini y, aprendemos, fue parte de un coro infantil que recibió a Adolf Hitler. Naturalmente Django y Django nos acerca a su vida y carrera en la industria cinematográfica italiana: empezó como crítico, luego guionista y director de segundas unidades, hasta alcanzar el puesto de director principal. Trabajó en el género péplum (películas históricas de aventuras) y gustaba del western. Filmó un par de películas de vaqueros –Tarantino equipara Minnesota Clay (1964) con los westerns del americano Delmer Daves– antes de que su amigo y colega Sergio Leone cambiara todo el panorama cinematográfico con Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari, 1964). Fue entonces cuando el western se convirtió en uno de los géneros más populares en Italia.
A Tarantino, quien funge como crítico e historiador, se suma la voz de Ruggero Deodato, mejor conocido por dirigir brutales películas de caníbales, como la legendaria Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980). Deodato fue asistente de Roberto Rossellini y del propio Corbucci, entre otros, en una época próspera para la industria italiana. También tenemos una entrevista con el mismísimo Franco Nero, quien fue dirigido por Corbucci en Django, Il mercenario (1968) y Vamos a matar, compañeros (1970).

Django y Django se concentra en los spaghetti westerns de Corbucci, entrelazando análisis cinematográfico, historias detrás de cámara y material de archivo –destacan las viejas entrevistas con Corbucci y las grabaciones desde sus sets que lo revelan como un tipo de buen humor–. Se destacan las características de los westerns firmados por Corbucci: violencia explícita –“de Corbucci saqué toda la crueldad… era sanguinario y no le importaba nada”, dice Deodato, quien fue acusado de asesinar a sus actores; mientras que Corbucci presume haber “matado” a más personas que Nerón y Calígula–, villanos despiadados, antihéroes, personajes femeninos complejos, influencia de los cómics y del cine japonés, en ocasiones humor e, incluso, pasajes más cercanos al sentido épico de Leone. En particular el inolvidable clímax de Il mercenario musicalizado por un tema de Ennio Morricone, que Tarantino usó años después en la segunda parte de Kill Bill (2003-2004).
Siempre es un deleite ver a Tarantino, quien lidera el documental, analizar y contextualizar cine. Es un verdadero apasionado con teorías, lecturas y opiniones únicas. No faltan las menciones a John Ford –quien sabemos no es de su agrado–, sus pensamientos sobre el periodo post-spaghetti western de Corbucci –dedicado a filmar populares películas cómicas– y una peculiar teoría sobre Django y Mercedes.
Si bien Django y Django no llega a ser un documental completista de los westerns de Corbucci –QT dice que El Navajo (Navajo Joe, 1966) y Comandos al infierno (I crudeli, 1967) son sus favoritas personales, aunque esta última brilla por su ausencia, quizá por un tema de derechos–, sí pone los reflectores en producciones de Corbucci menos conocidas como Gli specialisti (1969), La banda de Jed y Sonny (La banda J. & S. – Cronaca criminale del Far West, 1972) y Che c’entriamo noi con la rivoluzione? (1972), western cómico que cierra su trilogía sobre la Revolución Mexicana. Más importante: cumple con su objetivo de hacernos entender y apreciar las singularidades del trabajo de Corbucci.
Para quienes conocen la mitología de Había una vez… en Hollywood (Once Upon a Time… in Hollywood, 2019), Tarantino cuenta anécdotas inéditas sobre Rick Dalton y Corbucci no incluidas ni en la novelización. Para poner al tanto al ignorante Dalton (Leonardo DiCaprio) sobre la esencia y buena parte de la historia del “segundo mejor director de spaghetti westerns”, bastaría que el agente Marvin Schwarzs (Al Pacino) lo encaminara a ver Django y Django.
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