Sundance 2022: ‘Babysitter’, sátira, hombres deconstruidos y crisis femenina

Por Eric Ortiz

Uno de los temas recurrentes en la programación de Sundance 2022 fue el desgaste y cansancio provocado por el “wokeismo” –¡ya era hora!–. La película quebequense Babysitter (2022), programada en la sección Midnight, es en su faceta más sólida una muy divertida y justa sátira sobre los hombres que decidieron “deconstruirse” en tiempos de feminismo.

La directora Monia Chokri abre con una secuencia agitada –constantes closeups–, para evidenciar esa masculinidad que irradia lujuria, violencia y embriaguez: entre el público de un evento de la UFC, donde en cada round desfilan mujeres voluptuosas, tres amigos juzgan la foto de una mujer. Las risas no faltan cuando estos idiotas involucran en su discusión a un par de chicas, quienes en lugar de ofenderse se terminan sumando al relajo. Pero la “fiesta” culmina en un incidente que marcará al personaje central, Cédric (Patrick Hivon): borracho y jubiloso tras el espectáculo, abraza y besa a una reportera en plena transmisión en vivo. El momento de Cédric se viraliza, acusaciones de abuso y una suspensión indefinida de su trabajo acompañan a su nueva fama.

La propia Chokri encarna a Nadine, coprotagonista de la película y pareja de Cédric. Ella es una madre primeriza, quien evidentemente necesita descansar y sentirse menos sofocada. Un esposo como el suyo no es de mucha ayuda, menos cuando la simple y lógica idea de ofrecer una disculpa a la reportera afectada se vuelve para él una obsesión total por reflexionar sobre la misoginia.

De la mano de su hermano (Steve Laplante), un periodista que encarna a los “hombres feministas” que creen saber más sobre la experiencia femenina que las mujeres mismas, Cédric se dispone a replantearse todo, hurgar en pensamientos y recuerdos, y meditar sobre la misoginia. Incluso apuntan a publicar un libro para disculparse no sólo con la reportera sino con muchas otras mujeres. Babysitter destaca como sátira, incluyendo la perspectiva femenina representada por una Nadine nada impresionada y preparada para señalar con precisión las sandeces de estos hombres, quienes de pronto aspiran al éxito propio y poco más. Cédric podrá dedicarle mucho tiempo a sus reflexiones, aunque nunca le pasa por la cabeza trabajar en la relación con la principal mujer de su vida.

Babysitter también busca desmenuzar la crisis adulta en un entorno suburbano. Una joven niñera (Nadia Tereszkiewicz) suma al lado cómico, pero de a poco se convierte en un personaje casi místico y con una suerte de labor especial, ya sea encaminar a la esposa a una peculiar liberación o ser la “tentación” del (hipócrita) hermano deconstruido. En una secuencia, por ejemplo, Nadine y Cédric están a la vez sumergidos en sus propios mundos –ella le toma gusto a disfrazarse y pretender ser alguien más; él sigue con su proyecto literario–, sirve para ahondar en esa necesidad de evasión que los personajes tienen.

Chokri pone otros temas sobre la mesa –principalmente la liberación sexual del personaje que ella interpreta–, no obstante Babysitter sólo apuesta por la mera extrañez. Sus personajes carecen de un desenlace convincente, además que desaprovecha la oportunidad de culminar lo que arranca como una gran obra satírica.